La visita de Jesús
Se dice que un hombre llamado Baltazar vivía solo en un pequeño pueblo en los Alpes suizos. Este hombre tuvo un sueño. En su sueño, Jesús se le apareció y le dijo:
– “Baltazar, mañana por la noche te visitaré. Por favor, prepárame una sopa para el frío y también un pernil asado. También me gustaría tener una manta para cubrirme las piernas, porque va a nevar mucho esta noche”.
Baltazar despertó inquieto por su sueño. Sin embargo, el sueño había sido tan real que no tuvo dudas: Jesús lo visitaría. Entonces, comenzó los preparativos. Fue al centro y compró una manta nueva. También pasó por el pequeño mercado y compró lo que necesitaba para la sopa y el pernil. Regresó a su casa y primero la dejó en orden. Luego, comenzó a preparar la cena especial. Siempre fue un gran cocinero y sus platos eran deliciosos, aunque como era tan solo, nadie los había probado nunca.
Eran las 5 de la tarde y todo estaba listo. Pero Jesús no había dicho a qué hora llegaría, así que Baltazar se sentó en la ventana para esperarlo. Alrededor de las 6 de la tarde, ya estaba oscureciendo y por la ventana, Baltazar vio a una mujer con su bebé tocando de puerta en puerta pidiendo algo de comer. Baltazar se compadeció de ella y la llamó a su casa. Le sirvió a ella y al bebé un poco de sopa y contenta, esa mujer siguió adelante.
Más tarde, a través de la ventana, vio a un anciano que caminaba por la calle, temblando de frío. Miró la manta nueva que había comprado para Jesús y no tuvo dudas: debía dársela al anciano. “Jesús entenderá“, fue lo que pensó. Llamó al anciano, lo envolvió en la manta y también le dio lo que quedaba de la sopa.
Finalmente, eran casi las 9 de la noche y Jesús no se había aparecido. A través de la ventana, Baltazar pudo ver a un hombre con su esposa quitando la nieve a la entrada de las casas. Ese hombre se acercó a la ventana de Baltazar y le preguntó si podía recoger la nieve en la entrada de su casa a cambio de unas monedas, ya que necesitaba llevar algo de comida a casa: “Mi esposa y yo vivimos con nuestros 4 hijos y mi madre anciana en una choza en el sur de la ciudad y no tenemos para comer”, informó el hombre. Fue entonces cuando Baltazar pensó que Jesús no vendría más y le dio el pernil asado a esa pareja para que se lo llevaran a su familia.
Eran casi las 11 de la noche y Baltazar se fue a dormir, triste, porque Jesús no había venido. Y cuando se durmió, volvió a soñar. Y en su sueño, Jesús apareció y dijo:
– “Gracias Baltazar. Estuve en tu casa con la mujer y el bebé. La sopa estaba deliciosa. Después volví a pasar con el anciano. Gracias por la cobija y la sopa, que repetí con mayor gusto. Finalmente, fui nuevamente con esa pareja y pude disfrutar de una linda cena con un delicioso pernil. Espero poder visitarlo más a menudo, eres un gran anfitrión.”
La Navidad es un mensaje de esperanza. Y si somos bendecidos con una mesa abundante esta noche, debemos recordar a los que no la tendrán. ¿A quién le llevarás esperanza esta Navidad?
Oración: Señor, esta Navidad quiero recordar a todos los que no van a tener una mesa harta como la mía. Muéstrame a quién y cómo debo bendecir y llevar esperanza. Amén.
Versículo Base: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí”. (NBA2005) Mateo 25:35-36