La sabiduría de los ancianos
Se cuenta que una anciana estaba en el cajero del banco, entregó la tarjeta de débito al encargado y le pidió amablemente:
– Por favor, quiero retirar $ 10.
El asistente, ya estresado por el largo día, respondió sin rodeos:
– El mínimo para retirar del cajero es de $ 100. Si solo quiere $ 10, necesita usar el cajero automático.
La anciana, sin embargo, insistió:
– Por favor, solo necesito $ 10.
El asistente, ahora visiblemente molesto, dijo:
– Señora, esas son las reglas. Ve al cajero automático.
Entonces la anciana dijo:
– Bien, por favor, entonces quiero retirar $ 5.000.
El asistente revisó el saldo y encontró que la señora tenía, de hecho, más de $ 5.000 en la cuenta y no tuvo más remedio que atender a la solicitud de la anciana. Separó los billetes, los contó y entregó a la señora los $ 5.000.
Entonces la anciana dijo:
– Muchas gracias, jovencito. Ahora, por favor, quiero hacer un depósito de $ 4.990 a mi cuenta.
Esta pequeña historia ilustra de manera divertida, la sabiduría de los ancianos. Hay que escuchar y respetar a los que han vivido mucho. Porque nada enseña más que las experiencias. Cuando una persona mayor habla de algo es porque ha vivido esa situación antes, y es necesario escuchar con atención.
En 2ª Crónicas 10 encontramos la historia del rey Roboam, hijo de Salomón. Este rey, eligió seguir el consejo de los más jóvenes y rechazó el consejo de los mayores. Con eso, el reino se dividió y trajo una guerra civil a su país.
La reflexión de hoy es ésta: sea sensible a los consejos de los adultos mayores. No ignores las palabras de un sabio con canas.
Oración: Señor, quiero ser sensible a los consejos de los mayores y aprender de su experiencia. ¡Amén!
Versículo base: Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio. (NVI) 2ª Crónicas 10:8