La parábola de la moneda perdida
La parábola de la moneda perdida fue la segunda contada por Jesús en Lucas, en el capítulo 15. En esta ilustración habla de una mujer que tenía 10 dracmas, o 10 monedas. Cada moneda representaba 1 día de salario, un día de trabajo. Cuando pierde a una de ellas, barre toda la casa y no descansa hasta encontrarla. Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas para celebrar con ellas.
Hay muchas lecciones o enseñanzas en una historia tan corta. Pero quiero mencionar aquí un único punto y muy importante, que no siempre se considera. La moneda perdida es la que se perdió dentro de nuestra casa, en nuestra familia, en nuestro hogar. ¿Y qué debemos hacer cuando eso sucede? Es simple: ordena tu casa.
Si alguien dentro de nuestra casa se pierde, necesitamos identificar todo aquello qué está fuera de lugar, necesitamos barrer la casa, sacar la suciedad, levantar los muebles para encontrar lo que hay debajo de ellos. Cuando el perdido está dentro de la casa, este es el lugar que necesita ser tratado, limpiado, renovado.
¿Alguien se perdió dentro de tu casa? Pídele a Dios que te revele lo que hay que hacer. ¿No faltan los momentos de oración familiar? ¿Hay diálogo? ¿Falta el respeto? ¿Están escasos los buenos ejemplos? Lo que se ha perdido está en medio a este desorden. Haz lo que se debe hacer y pon tu casa en orden.
Oración: Señor, quiero poner mi casa en orden. Revélame Señor, lo que ha faltado en mi hogar y lo que necesita ser eliminado. Amén.
Texto base: »¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla? Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: “Alégrense conmigo porque he hallado la moneda que había perdido”. De la misma manera, les digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente». (NBA2005) Lucas 15:8-10