La mesera
Ocurrió en Texas, Estados Unidos. Una mesera llamada Melina Salazar, trataba bien a todos los clientes. Incluso los más “gruñones” como el Sr. Walter Buck, de 89 años. Mientras que ninguno de sus compañeros queria atender al viejo gruñón, Melina lo atendia y lo trataba bien, a pesar de no recibir el mismo trato por parte del cliente. El Sr. Walter era un veterano de guerra solitario, que siempre estaba de mal humor, no era cortés ni amable con nadie. Al contrario, frecuentemente era grosero con la mesera.
Después de un tiempo, el Sr. Walter dejó de ir al restaurante. Él había fallecido. Y para sorpresa de Melina, había incluido a la siempre sonriente mesera en su lista de herederos. Melina heredó poco más de $ 40,000 dólares en efectivo y un automóvil.
Sé que la vida no siempre recompensa nuestras sonrisas y buenas actitudes hacia los demás con tanta generosidad. Pero estoy seguro de que, aunque no hubiera recibido esta herencia, Melina ya ganaba más sonriendo que quejándose. Estoy plenamente convencido de que todos aquellos que tratan bien a los demás, vuelven a casa después de un día de trabajo con más paz en el corazón que los que se quejan todo el tiempo.
Ser amable es gratis. Las sonrisas no cuestan nada y valen mucho.
Oración: Señor, siempre quiero sonreír. Y quiero ser alguien que trate bien a todos, sin importar lo que obtenga a cambio. ¡Amén!
Versículo base: Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: “El Señor ha hecho grandes cosas por ellos.” Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. (NVI) Salmos 126:2-3