La lucha del hombre y de la mujer

Pareja peleando. Colosenses 3: 13

Hace unos años, escuché una de las predicaciones que más me marcaron en toda mi vida. El pastor Henry Pabon de la Iglesia El Lugar de Su Presencia en Bogotá, Colombia, habló sobre la lucha que los hombres y las mujeres traban en sus mentes en sus relaciones. Diferentes luchas dentro de un mismo contexto.

La lucha de las mujeres es con insatisfacción. Las mujeres tienen fama de “quejarse”, pero el origen de esta imagen proviene precisamente de la batalla interna que enfrentan todos los días. Y eso viene de su esencia: son soñadoras. Esta hermosa soñadora crea expectativas, y la falta de una comunicación clara entre la pareja convierte las expectativas en frustración. Y la frustración se convierte en queja e insatisfacción. La insatisfacción es la batalla de la mujer.

La lucha del hombre es permanecer. Vemos muchos casos de hombres que abandonan a sus familias, y muy pocos casos en los que una mujer lo hace. La esposa y los hijos no son desechables y el hombre lo sabe, sin embargo, en su mente la batalla está ahí y siempre le parece una salida viable el simplemente marcharse e desparecer. Y cuando un hombre sale de su casa, pierde esta batalla. Permanecer, es la batalla del hombre.

¿Qué hacer entonces? El camino es apoyarse mutuamente uno al otro a afrontar su propia batalla. Desde el momento en que un esposo comprende que su esposa lucha con la insatisfacción, necesita ayudarla a identificar las verdaderas raíces de la insatisfacción y trabajar en ellas. Y no más ponerse en la posición de víctima de las quejas de la mujer. La esposa, a su vez, debe comprender que en sus manos está el hacer de su hogar un lugar de paz y comprender que su esposo está tiene una batalla en su mente y que lo ayude a permanecer en el hogar.

Finalmente y de pronto lo más importante, es traer a Dios para que sea el centro de la relación. Porque “cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente”, Eclesiastes 4: 12.

Oración: Señor, quiero ganar la batalla en mi mente. Mi deseo es apoyar a mi cónyuge para ganar su batalla también. No permita Señor, que mi esposa y yo caigamos en las trampas del enemigo que destruyen los matrimonios. Amén!

Versículo base: Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía”. (NTV) Colosenses 3: 13-14

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