La insatisfacción que a Dios le gusta

Hay un acto de insatisfacción que agrada a Dios. Cuando tengo una actitud de agradecimiento, pero sin estar conforme con mi situación. Si tengo ppocos recursos, si tengo un salario bajo, si tengo necesidades en mi vida, lo que Dios espera de mi es: un corazón agradecido, pero que no esté conforme con la situación.
¡No conformarme me hace levantarme y pelear! No estar conforme, me hace pensar en alternativas, me motiva a trabajar más duro, me da fuerzas para superar obstáculos. No estar conforme debe darme animo y no ingratitud.
En Marcos capítulo 5, versículo 25 en adelante, vemos la historia de una mujer que padecía de hemorragias y que hizo todo lo posible para acercarse a Jesús y tocar su ropa. ¡Y fue sanada! Su no conformidad con la situación la hizo superar todas las adversidades y tocar al maestro. Esta es la insatisfacción que debemos tener.
Insatisfacción no es sinónimo de ingratitud. Puedo (y debo) estar agradecido, sin conformarme necesariamente con mi situación.
Oración: Señor, ¡quiero tener esta insatisfacción en mi vida, la insatisfacción que me hace luchar para crecer, para ser mejor, para evolucionar! Amén!
Versículo base: ” -‘¡Hija, tu fe te ha sanado!’ –le dijo Jesús–. ‘Vete en paz y queda sana de tu aflicción’.” (NVI) Marcos 5: 34
No estoy conforme tampoco me siento agradecido (sé que esta mal, y esto suma insatisfacción por no hacer lo que debo) . El que esté en medio de lo que Dios quiere hacer conmigo… Hay en mí en este momento tal confusión, reflexiono y no puedo ver un rumbo. No entiendo la vida y no logro entender cómo resolver esto. Cada día es insufrible y ya no veo a Dios. Es como si Él me hubiera abandonado.
Veo a todos felices y en rumbo, caminando hacia proyectos. No sé si alguna vez tuve metas o desee algo, solo veo confusión, creo haber desechado todo plan, y no me muevo al no saber lo que vendrá después de lo que debo hacer o sentirme incapaz para ejecutar, mi orgullo, el sentir fragilidad impide que me muevo, me niego a pedir ayuda y al ver el inevitable fracaso solo me siendo como un espectador del caso. Ya no puedo dar testimonio de Dios, y es así como he abandonado familiares, amigos, conocidos, todo y todos. Todos viven felices o tienen esa posibilidad menos yo, y el observar sin poder hacer nada las decisiones de otros y las mías es horrible. Y no hay conversación ni predica que pueda tener con mis líderes que me satisfaga.
Y aquí estoy, confesando en un diálogo con un anónimo, alguien que no conozco, con la esperanza de que Dios esté en medio de lo que escribo y que todo esto sea un tipo de oración y al fin El enjuague mis lágrimas y haya mejores tiempos como alguna vez me lo prometió. Ya no puedo más.
Todo el tiempo que he estado escribiendo no dejo de llorar. Es duro no poder expresar, hablar, proclamar el amor de Dios porque, cosa ilógica, lo que tengo es tal ingratitud, que sé no debo tener… Cuestiono el porqué de la creación, sí, soy una vasija que cuestiona las razones del alfarero, que aunque llegue a existir alguna posibilidad ve demasiado inquietante el hecho de que al final aún por decisión haya necesidad del dolor, del infierno, de la muerte… veo, se que esto es muy humano y hasta diabólico (entendido como enemistad contra Dios), errores en la decisión de la creación para que al final y luego de la redención sólo algunos se salven, por lo menos yo no sé como asegurar esa salvación, esto me inmoviliza…