La extorsión
Según el Código Penal, el delito de extorsión se caracteriza por “la conducta de obligar a alguien a hacer, tolerar o dejar de hacer algo, bajo violencia o grave amenaza, con el fin de obtener un beneficio indebido“. Este delito, previsto en el código penal, parece algo lejano, cometido por los peores delincuentes y gente sin escrúpulos. Sin embargo, es posible que tú y yo cometamos la misma ofensa más a menudo de lo que deberíamos. Veamos algunas frases, que sin embargo son extorsión (es decir, avergonzar a alguien para que haga, tolere o deje de hacer algo bajo amenaza…):
– “Si no vas conmigo, no te hablo más” (extorsión)
– “Si no lo haces, te pido el divorcio” (extorsión)
– “No hiciste lo que te pedí, así que tampoco lo haré por ti” (extorsión).
– “Si le hablas bien de mí a mi jefe, te ayudo, sino no” (extorsión)
Hay que tener cuidado con las llamadas relaciones “tóxicas“, basadas en “extorsiones y amenazas“. Nada se debe obtener mediante amenazas o coacción. Ni siquiera cariño. “Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”, nos trae el verso base de hoy. Una relación sana no necesita amenazas, porque está formada por personas que hacen cosas, sin esperar recibir nada a cambio.
Oración: Señor, no quiero extorsionar a nadie en una relación, ya sea amorosa, familiar o laboral. ¡Amén!
Versículo base: Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. ‘¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. (NVI) Lucas 6:31-34