Jesus hablaba sobre ti
Cuando Jesús, después de la resurrección, se apareció por primera vez a los discípulos, el apóstol Tomás no estaba con ellos. Entonces, cuando dijeron que habían visto a Jesús, a Tomás le fue difícil creer. “Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré”, Juan 20: 25.
Una semana después, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos. Y Tomás estaba allí con ellos. Jesus entonces le dice: “Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe“, Juan 20:27. Pero la mejor parte sigue después de eso. Tomás cree en Jesús porque había tocado sus heridas. Y entonces Jesus dice: “Porque me has visto, has creído. Dichosos los que no han visto y sin embargo creen.”, Juan 20: 29.
Si nunca te diste cuenta, déjame decirte: Jesús estaba hablando de ti y de mí. El habló de nosotros. Porque no tuvimos esa oportunidad de tocar las heridas de Jesús. Pero nosotros creemos. Por eso Jesús dice que somos felices, dichosos, que somos bendecidos.
Pedro también habló al respecto: “Aunque no lo has visto, lo amas; y aunque no lo ves ahora, crees en él y te regocijas con una alegría indescriptible y gloriosa, porque estás alcanzando la meta de tu fe, la salvación de tus almas. “, 1 Pedro 1: 8-9.
Nosotros y usted estamos felices y bendecidos porque estamos alcanzando la meta de nuestra fe.
Oración: Señor, creo en ti. Creo en su muerte y en su resurrección. Alabado sea tu nombre, hoy y para siempre. Amén!
Versículo base: Luego le dijo a Tomás: –Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe. –¡Señor mío y Dios mío! –exclamó Tomás. –Porque me has visto, has creído –le dijo Jesús–; dichosos los que no han visto y sin embargo creen”. (NVI) Juan 20: 27-29