Defensor de la verdad

Una niña de brazos abiertos en el campo. Juan 8:32

Fue el 30 de mayo de 1416 cuando Jerónimo de Praga fue condenado por herejía y quemado vivo en la hoguera. Jerônimo de Praga ya estaba en prisión durante 1 año, encadenado en una posición que le causaba sufrimiento y con escasa comida. ¿Pero por qué? Porque traia ideas que eran contrarias al clero. Entre otras cosas, defendia la práctica de la adoración en el idioma de la gente, y no en un idioma desconocido como era el latín, para que todos pudieran entender las verdades bíblicas. También entendia que el perdón de los pecados era solo de Dios. También condenó la acumulación de riquezas en manos del clero y cuestionaba los poderes milagrosos de la hostia, que no debería ser más que un símbolo del cuerpo de Cristo. Leer e interpretar las Escrituras lo llevaron a prisión y a ser quemado vivo en la hoguera.

Cada vez que leo historias sobre mártires, personas que dieron sus vidas por las verdades de la Palabra de Dios, me pregunto lo cuánto he defendido yo la Biblia. Durante muchos años, me avergoncé de las verdades de Dios. Yo ya era cristiano, sin embargo, me escondia para no ser motivo de burla o de broma de parte de mis amigos. Pero hubo muchas personas, muchas mismo, que diferente a mí, dieron sus vidas por la palabra de Dios.

Pero yo ya he tomado la decisión de “ir por todo el mundo, predicar el evangelio a toda criatura”. Ya no me escondo, porque las verdades de Dios me alcanzaron y se apoderaron por completo de mi vida. “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”, Juan 8:32. Soy libre de anunciar las buenas nuevas del evangelio y no dejaré de hacerlo. Ni siquiera un solo día de mi vida.

Oración: Señor, estoy agradecido por ser libre de anunciar tu palabra, porque muchos dieron su vida para que yo pudiera hacerlo. Amén!

Versículo base: “Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: –Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” (NVI) Juan 8: 31-32

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