Huyendo de la justicia
Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los campos de concentración comenzaron a ser descubiertos por los ejércitos aliados, era común que los soldados alemanes de las SS buscaran una forma de escapar de sus responsabilidades. En el campo de concentración de Dachau, se dice que al percatarse de la llegada del ejército aliado, unos soldados alemanes se disfrazaron de cuidadores del hospital del campo, usando vestimentas de enfermeros. Los aliados, sin embargo, pidieron a un prisionero polaco que reconociera entre los cuidadores cuáles de ellos eran soldados, y acabaron ejecutados.
Todo criminal quiere evadir la justicia. Para no ser descubierto, se disfraza, dice mentiras, borra pruebas, oculta su rostro, manipula testigos. Muchos van muy lejos, al punto de asesinar a un testigo, para que no se descubra su crimen. Escapar de la justicia y salirse con la suya, eso es todo lo que quieren.
Es posible que muchos hayan tenido éxito en su engaño, y no son descubiertos por la justicia de este mundo y de los hombres. Ninguno de ellos, sin embargo, escapará a la justicia de Dios: “Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.“, dice Eclesiastés 12:14. No escondemos nada de Dios y todo lo que está escondido hoy será revelado. Y por eso seremos juzgados, tú y yo.
Quizás, sería mejor responder a la justicia de los hombres que a la de Dios. Mejor sería la pena de muerte de esta vida temporal que la muerte eterna. Mejor 30 años de prisión que una eternidad en el infierno. Por eso, todos los días, confieso mis faltas ante Dios.
¿Qué tal confesar tus pecados ante tu padre en este momento?
Oración: Señor, hoy confieso mis faltas. No quiero nada escondido en el día de mi juicio. No quiero ser yo quien intente en vano huir de tu justicia. ¡Amén!
Versículo base: Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto. (NVI) Eclesiastes 12:14