Haga valer la pena
Se dice que había un niño en la playa. Se podía ver que estaba muy ocupado. Se agachaba, recogía algo de la arena y corría hacia el mar para tirarlo. Regresaba y repetía el gesto. Alguien que estaba observando vio que el pequeño recogía las estrellitas de mar y las arrojaba de nuevo a su hábitat natural.
Esta persona se acercó y preguntó:
– “Pequeño, ¿Qué estás haciendo?”
Y él respondió:
– “Estoy devolviendo estas estrellas de mar al agua. Mira, la marea ha bajado y si no las arrojo rápidamente al mar, podrían morir aquí, deshidratadas”.
Ese hombre miró al pequeño y le dijo:
– “Pero debe haber miles de estrellas de mar en esta situación. Nunca podrás salvarlas a todas. ¿Será que vale la pena todo ese esfuerzo?”
El pequeño miró al hombre y le dijo:
– “Para esta, valió la pena. Y para esta también. Y para más esta”.
Ese hombre, solo pudo agacharse para coger una estrella de mar y decirse a sí mismo:
– “Y para esta también”.
Rápidamente, otras personas que estaban alrededor, observando y escuchando la conversación, también tomaron la decisión de hacer lo mismo.
Esta historia es una gran lección sobre cómo hacer algo con amor y dedicación. No hay trabajo imposible, cuando ponemos todo nuestro corazón en ello. Y el amor es contagioso. El amor con el que hacemos algo puede contagiar a las personas de nuestro alrededor, que se sumarán a nuestra misión.
En el texto que escogí para hoy, la palabra de Dios nos dice que Jesús miró a una multitud y observó que todos estaban confundidos, desamparados, como ovejas sin pastor. Y la palabra nos dice que Jesús tuvo compasión de ellos. Y luego miró a los discípulos y dijo: “La cosecha es grande, pero los obreros son pocos“.
Mi amado hermano, los perdidos en este mundo son miles de millones. Tú y yo nunca podremos salvar a todos. Pero podemos marcar la diferencia, aunque sea sólo para uno de ellos. Creo, de todo corazón, que si pueda ayudar a salvar una sola alma, mi paso por esta tierra, habrá valido la pena.
Haz que tu paso por este planeta valga la pena. Con amor y dedicación, haz la obra del Señor, predica el evangelio, anuncia las buenas nuevas. Elige una forma de hacerlo, dentro de tus posibilidades. No hay obra demasiado pequeña para el reino de Dios. Comparte este devocional, habla con tus amigos, crea un grupo de estudio y oración, asiste a tu iglesia local, involúcrate en algún ministerio. “La cosecha es grande, pero los obreros son pocos“ Sé un obrero más en esta mies.
Oración: Señor, decido ser un trabajador más en esta cosecha. Mi deseo es impactar vidas, con el poder del evangelio y de tu palabra. Revélame Señor, qué puedo hacer por tu reino. Amén.
Versículo base: Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de esa región, enseñando en las sinagogas y anunciando la Buena Noticia acerca del reino; y sanaba toda clase de enfermedades y dolencias. Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor. A sus discípulos les dijo: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos». (NTV) Mateo 9:35-38