Fomos comprados por precio
No, tu cuerpo ya no es tuyo, no te pertenece. Por mucho que el mundo defienda la libertad de hacer lo que quieras con tu propio cuerpo (incluso matar a un ser que está creciendo dentro de él), la verdad es que no, tu cuerpo no te pertenece. ¿Por qué? Porque alguien ya lo compró y pagó un alto precio por él.
Esto es lo que podemos leer en el texto de hoy: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.“.
El precio fue pagado con el sacrificio de Cristo en la cruz. Y no fue barato. Fue un precio muy alto, pues se pagó con la vida y la sangre del Hijo de Dios, creador del cielo y de la tierra.
Por lo tanto, mi cuerpo, que ya no me pertenece, debe ser usado para glorificar el nombre de Dios. Soy libre de hacer lo que quiera con mi cuerpo, siempre que sea para honra y gloria del Señor.
Oración: Señor, sé que se ha pagado un alto precio por mí. Por eso quiero glorificar tu nombre con mi vida. ¡Amén!
Versículo base: ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. (NVI) 1 Coríntios 6:19-20