Esposos, traten a sus esposas con honor
Thereza Di Marzo fue la primera brasileña en convertirse en piloto obteniendo su licencia en 1922. Sin embargo, hasta poco antes de su muerte, era prácticamente desconocida en la aviación brasileña. ¿El motivo? Un marido celoso. Thereza Di Marzo estuvo casada precisamente con su instructor de vuelo, el alemán Fritz Roesler, quien fue piloto de la Primera Guerra Mundial. Roesler era muy activo en el mundo de la aviación, pero nunca permitió que su esposa participara en ninguno de los eventos a los que asistía y terminó “ahogando” la historia de la primera mujer piloto de aviación del país.
Desafortunadamente, el Sr. Roesler nunca entendió la palabra de Dios, donde dice que nosotros, los esposos, debemos dar hasta nuestra propia vida por nuestras esposas (Efesios 5:25). Tampoco había leído que debemos honrar a nuestras esposas (1 Pedro 3: 7). ¿Y qué mayor honor sería dar visibilidad a una mujer con hazañas tan increíbles? Sin embargo, por estar cegado por los celos y sus propias inseguridades, Fritz Roesler dejó a su sensacional y exitosa esposa en la sombra y el olvido.
El propósito de la reflexión de hoy es este: esposo, ¿le has dado a su esposa un lugar de honor? ¿Has levantado, exaltado a tu esposa y sus realizaciones? O antes, ¿ha optado por humillarla y reducirla a un lugar de insignificancia y olvido?
Deténgase y piense durante unos minutos: ¿Cuándo fue la última vez que elogió a su esposa delante de otros?
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Oración: Señor, quiero darle a mi esposa el lugar de honor que se merece. ¡Amén!
Versículo base: De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.(NVI) 1 Pedro 3:7