Él ya sabía que fracasaríamos
Algo en que rara vez pensamos o consideramos es esto: cuando Jesús murió en la cruz, ya sabía que fracasaríamos. Y sin embargo, siguió adelante y murió, por ti y por mí. ¿Por qué? Porque Cristo no es como tú y yo, que constantemente actuamos de manera condicionada, esperando obtener algo a cambio. Y esa es la fidelidad de nuestro Dios, cuya palabra se cumple, sin importar el precio a pagar.
Así que cuando falles, no creas las mentiras del diablo. Es astuto y su estrategia es tentarte, tantas veces como sea necesario, hasta que caigas. Y justo después de que caigas, te dirá: “eres basura, mira lo que has hecho, Dios nunca te lo perdonará“. Porque te quiere lejos de Dios.
Sin embargo, cuando comprendemos exactamente el sacrificio incondicional de Cristo en la cruz, podemos saber que el pecado no nos impide acercarnos nuevamente a Dios y recibir el perdón. Por lo tanto, cuando fallamos, debemos acercarnos más a Dios y alejarnos del pecado y no lo contrario.
Pablo trata de explicar este complejo tema en su carta a los Romanos, especialmente en los capítulos 5 y 6. “Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”, Romanos 5:20. Es decir, donde hay más pecado, hay más gracia de Dios. Y al principio del capítulo 6, Pablo nos explica que no vamos a seguir viviendo en pecado por eso: “¿Qué concluiremos? ¿Que vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? 2 ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?”
El maravilloso plan de salvación no puede ser entendido por la mente humana:
- Cristo murió por nosotros, aun sabiendo que volveríamos a pecar.
- Cuanto más pecamos, más gracia recibimos de Dios.
- Sin embargo, abandonamos el pecado, porque estamos muertos con Cristo.
- Ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia (Romanos 6:14). Y justo eso es lo que nos hace cumplir la ley.
En conclusión: el pecado ya no me domina, porque morí para él. Sin embargo, si peco, debo correr a los brazos del Padre, y no creer las mentiras del diablo, de que Él no me recibirá.
Oración: Señor, soy salvo en Cristo y por eso el pecado ya no me domina. Pero si caigo, mi deseo es buscar tu presencia inmediatamente, para no alejarme de ti por las mentiras de Satanás. ¡Amén!
Versículo base: Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia. Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! (NVI) Romanos 6:14-15