El Tutankamón del Perú
El descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, también conocido como el Tutankamón del Perú, todavía se considera uno de los hallazgos más importantes en la historia de nuestro continente. Se cree que el Señor de Sipán fue una de las más grandes autoridades de la era pre-incaica en nuestro continente, entre el 100 a. C. y el 800 d. C. Los arqueólogos consideran al Señor de Sipán en el mismo nivel de cualquiera de los más grandes e importantes faraones del antiguo Egipto.
Pero una particularidad en la tumba del Señor de Sipán me llamó la atención. El fue enterrado totalmente vestido de oro, plata, bronce y piedras preciosas, de pies a cabeza. Otras seis personas también compartieron la tumba con él: tres mujeres jóvenes, posiblemente esposas que murieron algún tiempo antes que él (eso espero), dos guerreros amputados de los pies que podrían haber sido ofrendas a dioses, así como un niño de unos 10 años.
No puedo evitar pensar en lo inútil que es este intento de llevarse las riquezas o los logros de esta vida a la tumba. Me hizo recordar la broma sobre el hombre rico y tacaño que murió, pero antes de su muerte hizo que su esposa prometiera enterrarlo con todo su dinero. Cuando el hombre rico murió, la viuda depositó todo el dinero del hombre en su cuenta y lo enterró con un cheque en el bolsillo de su saco.
Y también recorde una enseñanza bíblica importante. Todo el dinero que ganes es para que puedas vivir bien y también para bendecir a los demás mientras todavía estes vivo. Así que tu debes si hacer ese viaje, comprar ese carro, ir a ese restaurante y ayudar a alguien a mejorar su vida. No hay sentido en ahorrar, ahorrar y ahorrar dinero, si no lo disfrutas mientras vivas. Porque “a quien Dios le concede abundancia y riquezas, le concede también comer de ellas, pues esto es don de Dios.” Eclesiastés 5:19.
Oración: Señor, sé que la avaricia no te agrada. No quiero ser codicioso y avarento, quiero aprender a disfrutar tus bendiciones y bendecir a los demás. Amén!
Versículo base: “Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.” (NVI) Eclesiastes 5: 18-19