El Señor permitió

Un vaso caído, roto en el piso

El libro de Daniel comienza con el relato de Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomando y conquistando Jerusalén. Pero, ¿cómo era esto posible? ¿No era Israel el pueblo de Dios? El versículo 2 explica: “El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor”.

El enemigo solo triunfa sobre nosotros cuando Dios lo permite. En el caso del pueblo de Israel, Dios lo permitió, porque el pueblo se desvió de su propósito. A veces Él permite cosas en nuestra vida que al principio pueden parecer malas pero a la larga son para nuestro bien. Porque “sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”, Romanos 8:28.

Si Dios ha permitido la adversidad en tu vida, más que nunca, busca a Dios intensamente, en oración y pide entendimiento para “comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta“, Romanos 12: 2

Oración: Señor, quiero entender que las adversidades que llegan a mi vida fueron permitidas por ti, y quiero entendimiento para saber cuál es su propósito. ¡Amén!

Versículo base: En el año tercero del reinado del rey Joacim de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió. El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Babilonia y puso en el tesoro del templo de sus dioses. (NVI) Daniel 1:1-2

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