El mono y el chaleco antibalas

Dibujo de un mono con un chaleco antibalas
DISPONÍBLE TAMBIEN EN ÁUDIO

Ocurrió en México en junio de 2022. Un enfrentamiento entre la policía y una banda de narcotraficantes terminó con 11 personas muertas y 10 detenidas. El enfrentamiento, sin embargo, tuvo una víctima inesperada: un mono. Uno de los cabecillas de la banda tenía una mascota, a la que mantenía vestido con un chaleco antibalas. El chaleco, sin embargo, no salvó al pobre mono de ser asesinado a tiros. El dueño del animal, de tan solo 20 años, también fue asesinado.

Algo que me llama la atención es el chaleco antibalas colocado en el animal. Se nota que su propietario era plenamente consciente de los riesgos. En el afán de proteger a su mascota, el joven, sin embargo, nunca consideró abandonar el crimen o dejar la vida ilícita. Conscientemente le puso un chaleco antibalas a su amada mascota y continuó con su vida criminal.

Así es como obra un pecador. El adúltero que está en una relación extramatrimonial está poniendo un inútil “chaleco antibalas” a su familia, esperando que su pecado no sea descubierto y su familia destruida. El que toma dinero en su trabajo, le ha puesto un “chaleco antibalas” a su imagen de persona de confianza. El adicto al juego y las apuestas deportivas (tan de moda ahora) tiene un “chaleco” puesto sobre sus finanzas, pensando que la situación está “bajo control”.

Decide hoy renunciar al pecado y tirar a la basura tu chaleco antibalas. Revisa tu vida e identifica dónde has estado poniendo “chalecos antibalas”, esperando que tu pecado no tenga consecuencias. Pídele perdón a Dios y empieza de nuevo. Sin miedo y sin chalecos.

Oración: Señor, renuncio a mi pecado. No quiero pecar contra ti y vivir una vida con miedo de ser descubierto. Quiero una vida que te agrade, de paz y sin miedo. ¡Amén!

Versículo base: Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (NVI) 1ª Juan 1:8-9

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