El cielo y la tierra desaparecerán

¿Has oído hablar alguna vez de Josef Bican? Apuesto que no.

Nació en Viena, Austria, en 1913 y murió en Praga, en la República Checa, en 2001. Y según datos oficiales de la FIFA, Josef Bican es, nada más y nada menos, que el 3º máximo goleador de la historia del fútbol, ​​detrás apenas de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi y a frente de Pelé.

Y si vas a decir que Pelé marcó 1.283 goles y no sólo los 796 reconocidos por la FIFA, una de las asociaciones de estadísticas de fútbol más prestigiosas del mundo, garantiza que Bican habría marcado un total de 1.813 goles.

Leo historias como la de Josef Bican y me doy cuenta de que, de hecho, nuestras hazañas, por más grandes que sean, algún día podrán ser olvidadas. Los récords serán superados, la historia estará viva por un tiempo, pero con el tiempo será olvidada. Y si no conocías al tercer máximo goleador de la historia del fútbol, ​​los resultados que tuviste en tu empresa o en la preciosa casa que compraste en los años 90 caerán rápidamente en el olvido.

Jesús nos advirtió: “El cielo y la tierra desaparecerán”. Todo lo que se hizo aquí algún día ni siquiera será un recuerdo. Pero también nos habló de algo que nunca pasará: “pero mis palabras no desaparecerán jamás”.

Luego, ¿cuál debería ser una prioridad en nuestras vidas? ¿Los resultados de la empresa para la que trabajamos, que se olvidarán muy rápido, tan pronto ya no estemos? ¿O la palabra de Dios, que nunca pasará?

Decide hoy darle más valor a lo eterno.

Oración: Señor, quiero valorar más lo eterno y estar menos preocupado y estresado por mi trabajo y

Versículo base: El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás. (NTV) Mateo 24:35