El caballo que el diablo soltó
Se dice que un caballo estaba atado, e hacía todo lo posible para soltarse. Vino el diablo y lo soltó. El caballo se escapó y entró en una granja y comenzó a comer de los cultivos. El dueño de la granja tomó una escopeta y mató al caballo. Más tarde, el dueño del caballo llegó a la granja, también con una escopeta y mató al dueño de la granja. La esposa del granjero, para tomar venganza, con la escopeta de su difunto esposo mató al dueño del caballo. Entonces, el hijo del dueño del caballo, también quería venganza, y mató a la esposa del granjero. Los vecinos, al ver al joven matar a la mujer, se indignaron, mataron al joven y le prendieron fuego a su casa.
Luego, alguien le preguntó al diablo:
– “¿Por qué hiciste todo esto?”
Y el diablo respondió:
– “No hice nada. Yo solo solté al caballo”.
Esta pequeña historia ilustra lo que sucede todos los días en casi todos los hogares del mundo. Nuestro enemigo, el diablo, nos tiende simples trampas: un vaso roto, una palabra fuera de lugar, un olvido y ese pequeño evento adquiere proporciones mucho mayores, trayendo peleas, discusiones y división en la familia.
Un valioso versículo de la Biblia, si fuera practicado con más frecuencia, podría evitar casi todas las discusiones familiares: “La suave respuesta aparta el furor, Pero la palabra hiriente hace subir la ira“. ¿Cómo has respondido en su casa, a las situaciones de frustración? ¿Tus palabras apartan el furor o hacen subir a la ira?
Debemos tener cuidado de no caer en las trampas del diablo. Cada vez que pase algo en tu casa, recuerda: es el diablo soltando el caballo. Y todo lo que suceda después de eso, dependerá de tus elecciones.
Oración: Señor, no quiero caer en las trampas del diablo. Quiero estar atento y en el momento de la frustración, tener la actitud correctas. Amén.
Versículo base: La suave respuesta aparta el furor, Pero la palabra hiriente hace subir la ira. (NBA2005) Proverbios 15:1