El amigo del juez
Se dice que un emperador eligió un nuevo juez para su pueblo. Entre los candidatos, escogió al que estaba seguro ser el más sabio y el más honesto entre todos los hombres de aquel pueblo. Y en su primer mes como juez de esa provincia, un caso en particular lo entristeció mucho: su mejor amigo había delinquido y ahora sería juzgado por él. El día antes del juicio, ese juez invitó a cenar a su amigo. Durante la cena, los dos charlaron como en los viejos tiempos, con bebidas, risas y buena comida. Y durante toda la noche, el juez nunca mencionó el juicio del día siguiente. Al regresar a su hogar, aquel hombre estaba seguro de que no sería condenado por su amigo, más aún después de tan placentero velo.
Al día siguiente, en el juicio, las pruebas eran incuestionables y ese hombre fue condenado por el juez, quien consideraba su amigo. Mientras la policía lo esposa, se queja en voz alta: “Pensé que éramos amigos“. A lo que el juez respondió: “Pero por supuesto que somos amigos. Anoche todavía celebramos nuestra amistad. Pero hoy soy juez y debo ser justo en mi juicio. Y nuestra amistad seguirá siendo la misma y mi casa siempre va a estar abierta a ti.“
Esta historia enseña muchas cosas. Enseña sobre ética e integridad. También enseña sobre hacer su trabajo con la excelencia en la que debe hacerse. También enseña que una amistad no depende de las circunstancias, si sabes separar bien las cosas. Finalmente, también enseña que la justicia debe prevalecer sobre las relaciones humanas.
Mi deseo es aprender y vivir cada una de estas enseñanzas. Ser amigo y ser justo, ser un buen profesional y ser imparcial cuando sea necesario. Y no esperar “beneficios” por ser el amigo del juez.
Oración: Señor, agradezco que las pequeñas historias puedan enseñarme tantas cosas sobre la amistad, el trabajo y la justicia. ¡Amén!
Versículo base: Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. (NVI) Proverbios 16:11