El adiós de la muerte

Alguien dijo: “la muerte es el gran enigma de la vida. Y la vida es el gran enigma de la muerte”.

Se dice que un hombre llamó a un amigo y le hizo una petición inusual:
– “Amigo, ¿puedes ir a mi finca con tu retroexcavadora? Necesito cavar una tumba“.
Sorprendido, el amigo preguntó:
– “¿Qué quieres decir? ¿Mataste a alguien?“
– “No, es para mi abuelo. Su último deseo es que lo entierren en la finca donde creció“.
El amigo entonces, en unos minutos, llega a la finca con su retroexcavadora. Mientras cava la tumba, llega un anciano que trae limonada.
– “¡Este es mi abuelo! Estamos cavando su tumba“, dijo el amigo riéndose.
A lo que el abuelo respondió:
– “Al menos ahora sé a dónde voy cuando muera“, riéndose aún más.
Cuando el trabajo está terminado, los 3 están conversando alrededor de la tumba, cuando el anciano dice:
– “En la muerte decimos ADIÓS. ¿Lo entiendes? ¡A-DIÓS! Devolvemos “a Dios” lo que le pertenece, que es nuestra alma.“
Una semana después, el anciano murió.

Si para muchos en este mundo la muerte es el final, para nosotros que creemos en el Dios creador de la vida, es solo el comienzo de una nueva vida en la eternidad. En esta nueva etapa, “ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4). Cuando llegue nuestro momento, simplemente volveremos “A DIOS”.

Oración: Señor, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, hoy puedo ver la muerte como un paso a una nueva etapa, no como el final. ¡Amén!

Versículo base: Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. El que estaba sentado en el trono dijo: ‘¡Yo hago nuevas todas las cosas!’ Y añadió: ‘Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza. (NVI) Apocalipse 21:4-5