¿Dónde pasarás la eternidad?
Genghis Khan fue un guerrero y político mongol que, al filo de la espada y la violencia, construyó uno de los imperios más grandes jamás vistos en el mundo. Murió en 1227. Antes de morir, determinó que nadie debería saber dónde fue enterrado su cuerpo. Y se cree que 100 sirvientes fueron enviados a enterrar el cuerpo de Genghis Khan y que a su regreso, todos fueron asesinados, para que nadie supiera jamás dónde estaba el cuerpo. El hecho es que, hasta el día de hoy, casi 800 años después de su muerte, se desconoce la ubicación de su tumba.
Es natural pensar en algunos detalles para nuestra partida de este mundo. Dónde seremos sepultados, si seremos incinerados o no, o la ciudad donde reposará nuestro cuerpo terrenal. Y todo eso está bien.
Sin embargo, la gran verdad es que no importa dónde vá estar tu tumba, o cuán hermosa sea. Es inútil construir un gran mausoleo o una tumba suntuosa. No importa si eres enterrado o incinerado y tus cenizas arrojadas al mar. Lo más importante es responder a esta pregunta: ¿dónde pasarás la eternidad?
Todos los que aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador pasaremos la eternidad en el cielo con Él. En la palabra de Dios aprendemos que “Él juzgará a cada uno según lo que haya hecho. Dará vida eterna a los que siguen haciendo el bien, pues de esa manera demuestran que buscan la gloria, el honor y la inmortalidad que Dios ofrece; pero derramará su ira y enojo sobre los que viven para sí mismos, los que se niegan a obedecer la verdad y, en cambio, viven entregados a la maldad.“
Genghis Khan fue un asesino cruel y egoísta que rechazó la verdad y persiguió la injusticia. Estaba más preocupado por cuidar su cuerpo muerto que por la eternidad de su alma. Y 100 vidas más se perdieron injusta e innecesariamente.
Yo decido ocuparme de mi eternidad. ¿Y tu?
Oración: Señor, quiero pasar mi eternidad en el cielo contigo. No me importa lo que le pase a este cuerpo terrenal, lo más importante es salvar mi alma. Amén.
Versículo base: Él juzgará a cada uno según lo que haya hecho. Dará vida eterna a los que siguen haciendo el bien, pues de esa manera demuestran que buscan la gloria, el honor y la inmortalidad que Dios ofrece; pero derramará su ira y enojo sobre los que viven para sí mismos, los que se niegan a obedecer la verdad y, en cambio, viven entregados a la maldad. (NTV) Romanos 2:6-8