Dios está en control
Según el diccionario, la frustración “es un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.” Es decir, la frustración es el resultado de hechos o circunstancias que no salen como se esperaba. Podemos entonces afirmar que toda frustración surge de expectativas no satisfechas.
A la luz de la palabra de Dios, sé, que cuanto más desarrollada sea mi fe, con menos frecuencia me sentiré frustrado. Porque la fe me enseña a creer que Dios tiene el control, independientemente de las circunstancias. Es decir, la fe funciona como un calibrador de mis expectativas.
En conclusión, cuando me siento frustrado con algo en mi vida, en realidad no estoy confiando en Dios. Y Dios tiene el control. Mi frustración solo me traerá sufrimiento innecesario, porque mi Dios no cambia, Él sigue siendo fiel y con el tiempo manifestará Su buena, perfecta y agradable voluntad.
Oración: Señor, te pido perdón porque me siento frustrado cuando las cosas no suceden como esperaba. ¡Aumenta mi fe para comprender que tienes el control y que mi frustración es vana! Amén.
Versículo base: “Para el que cree, todo es posible.” (NVI) Marcos 9: 23b