Dios es bueno, yo no lo soy

Hombre contra la pared

Una de las cosas que los seres humanos hacemos con mayor frecuencia es cuestionar el amor y la bondad de Dios. No tienes que buscar mucho para encontrar a aquellos que preguntan: “Si Dios es bueno, ¿por qué todavía hay tanta maldad en el mundo?

Cuanto más leo y estudio la palabra de Dios, más fácil es entender que Dios es bueno y que tiene los mejores planes para mi vida y para toda la humanidad. Yo, sin embargo, soy malo. Dios es bueno, yo no lo soy. Y el mundo en el que vivo es el resultado del mal que habita en mí.

La humanidad quiere que Dios intervenga en medio de tragedias, dolores y sufrimientos, pero no quiere a Dios en las escuelas. Quieren que Dios evite accidentes y tragedias, pero el estado no debe enseñar principios bíblicos y la palabra de Dios es ignorada. Esperan que Dios resuelva todos los problemas de la humanidad, pero no quieren dar el diezmo o una ofrenda. Quieren un mundo de paz, pero a diario provocan peleas y discusiones. Eligen mal a sus gobernantes y culpan a Dios por las guerras entre las naciones.

El mundo es el resultado de mi libre albedrío. Tus elecciones junto con las mías, es lo que hace de este mundo un lugar perverso. Pero Dios puede intervenir. Lo hace cuando clamamos. Quiere intervenir, porque es bueno, y cada día espera nuestra oración.

Oración: Señor, sé que eres bueno, yo no lo soy. El mundo en el que vivo es el resultado del mal que hay en mí. Le pido a Dios que intervenga en este mundo caótico y manifieste su gracia y misericordia. ¡Amén!

Versículo base: ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza? Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo. Recuérdame, Señor, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación. Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad. Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad. Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero Dios los salvó, haciendo honor a su *nombre, para mostrar su gran poder. (NVI) Salmos 106:1-8

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