Dios de nuevos comienzos
Un domingo, estaba en la Iglesia Cuadrangular de Ibagué y mi corazón estaba pesado por un momento familiar que estamos viviendo. Un sentimiento de fracaso se apoderaba de mi mente y corazón. Fue entonces cuando el pastor preguntó: “¿Cuántos aquí se arrepienten de algo que han hecho?” Inmediatamente, pude pensar en muchas cosas que lamento y que son la razón de las dificultades y luchas que tengo hoy. No me costó mucho recordar lo imperfecto que soy y que sí, hay mucho de qué arrepentirme. Pero el pastor prosiguió diciendo: “Pero nuestro Dios es un Dios de nuevos comienzos, es un Dios de reconstrucción y ya no importa lo que has hecho, sino lo que vas hacer de ahora en adelante”.
Es muy fácil aferrarse al pasado, a nuestros errores y resignarse. Mi tendencia natural es culparme por los errores del pasado y aceptar las consecuencias de los mismos en el presente, olvidando que lo que realmente importa es lo que haré hoy, lo que haré a partir de ahora. El pasado ya no se puede cambiar, pero el hoy está ante mí y mis elecciones de hoy determinarán cuál será mi mañana.
Nuestro Dios es el Dios de los nuevos comienzos. Por eso creó los días, para que cada nuevo amanecer fuera una oportunidad de hacer todo diferente. Por eso creó las estaciones del año, para que sepamos que cada época será diferente. ¡Y hoy es un gran día para empezar de nuevo!
Todo lo que sucedió en su matrimonio ahora es parte del pasado. Tus malas elecciones profesionales ya quedaron atrás. Tu relación con tus hijos y todo lo que has hecho (bueno o malo) hasta el día de hoy como padre ya es cosa del pasado. Lo que realmente importa es lo que haces HOY. ¿Qué área de tu vida requiere un nuevo comienzo?
Oración: Señor, te alabo porque eres el Dios de nuevos comienzos. ¡Y tengo que empezar de nuevo! ¡Amén!
Versículo base: Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (NVI) Filipenses 3:13-4