“Cuídense todos de sus amigos, que no confíe nadie en su propio hermano”

En Cartagena, Colombia, un hombre llamado Víctor Giraldo había sido secuestrado. Sus familiares recibieron fotos del hombre amarrado y con el rostro cubierto por una bolsa. Fue cuando la policía comenzó las labores de investigación. Después de rastrear la ubicación de un teléfono celular, pudieron llegar al lugar exacto, que era una casa de remesas de divisas. Y ahí estaba el “secuestrado“, haciendo cola para un trámite. Finalmente, el secuestro era falso, y el propósito de Victor Giraldo era defraudar a su propia familia.

Desde la época del profeta Jeremías, nos hemos encontrado con amigos y familiares poco confiables. Por eso, el profeta recibió de Dios esta dura palabra: “Cuídense todos de sus amigos. Que no confíe nadie en su propio hermano. Porque todo hermano engaña descaradamente, y todo amigo esparce calumnias. No hay nadie que no engañe a su amigo. No hay nadie que diga la verdad.“

En este mundo inicuo, debemos saber que incluso nuestros amigos o familiares pueden no tener las mejores intenciones en el corazón. Y lo que Dios nos dice es: ¡TENGA CUIDADO!

Finalmente, que no sea yo también, ese familiar que “vive en medio del engaño con espíritu engañoso”. Que antes, reconozca mi culpa delante de Dios, y restituya a cualquiera a quien he defraudado.

Oración: Señor, protégeme de amigos o familiares que puedan tener malas intenciones hacia mí. Pero sobre todo, no me permita ser yo ese engañador de los amigos y de la familia. Amén.

Versículo base: “Cuídense todos de sus amigos. Que no confíe nadie en su propio hermano. Porque todo hermano engaña descaradamente, y todo amigo esparce calumnias. No hay nadie que no engañe a su amigo. No hay nadie que diga la verdad. Entrenaron su lengua para la mentira, y solo saben perpetrar la maldad. Viven en medio del engaño, y por su espíritu engañoso no han querido reconocerme.” – Palabra del Señor. (BRVC) Jeremias 9:4-6