¿Cuánto vale un gol?
¿Sabes cuánto vale un gol de “chilena”, en el último minuto, en la final del campeonato de fútbol más importante del mundo? Vale 1. Al igual que un gol de penalti, en el primer minuto, del primer juego del campeonato de menor relevancia en el planeta, también vale 1. Y, por supuesto, me refiero al valor de los “puntos” en el marcador y no al resultado financiero que cada gol pueda significar. Sin embargo, el hecho es que cada gol vale 1. No importa si fue un “gran gol” o el gol más simple, no importa si fue anotado por el mejor jugador del planeta o en el juego de fin de semana con tus amigos: un gol vale 1. Diferente del baloncesto , donde puedes marcar 3 puntos, 2 o 1 punto, en el fútbol, todos los goles tienen un valor de 1.
¿Qué quiero decir con eso? Quiero demostrar que nuestra percepción del valor de las cosas, en la mayoría de los casos, tiene en cuenta el reconocimiento que se recibe o el aprecio de los demás, que la acción en sí misma. Cuando hago algo sobre el cuál no recibo el “reconocimiento” esperado, tengo una tendencia natural a considerar esta acción como “sin valor”. Y luego, me rindo.
He pasado algún tiempo trabajando con empresarios y he visto que muchos no se dan cuenta de la importancia de la perseverancia y la constancia. Porque miden sus acciones solo por resultados inmediatos. Y cuando hablamos de emprendimiento, rara vez veremos resultados inmediatos. Estudie cualquier caso de éxito empresarial y descubrirá que están hechos de perseverancia y constancia.
Recuerda siempre que cada gol vale 1. Y muchos goles marcados son los que llevaron tu equipo a ganar el campeonato. Y cada campeonato ganado lo llevará a otra competencia más grande y más difícil. Pero es cada gol, que vale 1, lo que nos lleva a las disputas más grandes.
Oración: Señor, quiero ser perseverante y valorar mis acciones por lo que son y no por el reconocimiento que tengo de ellas. ¡Amén!
Versículo base: No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Miren que les escribo de mi puño y letra, ¡y con letras bien grandes! (NVI) Gálatas 6:9-11