¿Cuánto costaba un Ford T?
Cuando se lanzó el Ford T en 1908, cada modelo costaba $ 850 dólares (ochocientos cincuenta dólares). Sin embargo, año tras año, Henry Ford mejoró la producción en serie, volviéndose cada vez más eficiente, hasta que, en 1927, en el último año de fabricación del modelo, se vendia un Ford T por U $ 290 (doscientos noventa dólares ).
Además, Henry Ford, como gran visionario que fue, en 1914, estableció el salario mínimo para sus trabajadores en $ 5 dólares diarios, lo que más que duplicó el salario de la mayoría de ellos. Con eso, Ford garantizó varias cosas, entre ellas: baja rotación entre sus empleados, que ya no pensaban en cambiar de trabajo; los mejores mecánicos, que buscaban ir a trabajar con él; y también hizo posible que sus propios empleados pudiesen comprar un Ford T. Con eso, la demanda del mercado fue mayor y obviamente, sus resultados también.
Me encanta leer historias de hombres visionarios. Y veo que en la gran mayoría de las historias que leo, los resultados de esa visión no beneficiaron solo al dueño de la visión, de la idea o del proyecto. El beneficio llegó a toda una comunidad de personas. Y me recuerdo de Proverbios 11:23 que dice que “el deseo de los justos resulta en bien“. Y en el versículo 24 continúa diciendo que “unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria”.
Henry Ford podría no haber duplicado los salarios de sus empleados. Podría haber buscado apenas su propio beneficio y ciertamente no hubiera tenido los resultados que tuvo. Y su deseo de crecimiento, su visión, resultó en bien, porque era justo.
Entonces, la pregunta de hoy es esta: ¿cuál es su visión? ¿Es una visión egoísta o beneficia a muchas personas?
Oración: Señor, quiero que mi visión traiga resultados positivos a muchas personas. Librame, Señor, de una visión egoísta que solo busca mi propio beneficio. ¡Amén!
Versículo base: Los deseos de los justos terminan bien; la esperanza de los malvados termina mal. Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende. El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado. (NVI) Provérbios 11:23-27