Bendito el hombre que confia en el Señor
Ronaldinho Gaúcho surgió en Grêmio en 1998 como la mayor promesa jamás formada en las categorías inferiores del club. Y de hecho, Ronaldinho Gaúcho confirmó todas las expectativas y es muy probable que sea uno de los grandes jugadores de la historia del fútbol.
Sin embargo, el jugador no cuenta con la admiración del club que lo formó. ¿El motivo? Doble decepción. La primera decepción fue cuando dejó el club en 2001, cuando a las escondidas, firmó contrato con el PSG y salió del club por la puerta de atrás, aunque en cámaras afirmaba su deseo de permanecer en el club que lo reveló. Posteriormente, luego de 10 años en Europa, en 2011, el jugador regresa a Brasil y una vez más, aunque dijo que su deseo era jugar en Grêmio y estar negociando con el club, terminó jugando en el Flamengo, lo que provocó una nueva decepción en la hinchada del club gaucho.
Una verdad de la vida es esta: las personas nos decepcionarán. En un mundo defectuoso como el que vivimos, la gente nos decepcionará con sus actitudes. Por eso nuestra confianza nunca debe basarse en el hombre. Más bien, ¡nuestra confianza debe estar en el Señor!
Conozco personas que dejaron la iglesia porque estaban decepcionadas con las personas que estaban allí. Olvidan que la iglesia es de Cristo y no de personas, sin importar quiénes sean. ¡Y nuestra confianza debe estar puesta en Cristo! “Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en Él”.
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Oración: Señor, quiero confiar en ti y no en las personas. Pongo mi confianza en tí. ¡Amén!
Versículo base: Así dice el Señor: “¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor! Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita. “Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él.” (NVI) Jeremias 17:5-7