Bebés en la fe
En una reunión familiar, mi hijo Zach contó este chiste:
– “Mamá, hoy no quiero ir a la escuela“, dijo el hijo.
– “Tienes que ir José Antonio“, respondió su madre con voz firme.
– “Pero si yo no quiero. ¿Por qué tengo que ir?“, respondió el hijo.
– “Por 3 razones José Antonio: la primera, es tu obligación, la segunda, tienes 46 años, la tercera, eres el director“.
Así como José Antonio no ha madurado lo suficiente, somos bebés cuando no maduramos en nuestra relación con Dios. “ En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido.” (Hebreos 5:12).
Necesitamos madurar como cristianos. Cada proceso, cada desierto, cada batalla en nuestra vida debe ser un paso en nuestro crecimiento y maduración en nuestra relación con Dios. “Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño. Cuando me hice hombre, dejé atrás las cosas de niño“. (1 Corintios 13:11). En nuestro caminar con Dios dejamos de ser niños y nos convertimos en hombres.
Somos bebés en la fe cuando algunos comportamientos como la mentira, el engaño o el chisme siguen siendo parte de nuestras vidas. Somos bebés en la fe cuando todavía pensamos que Dios no nos ama ni se preocupa por nosotros. Somos bebés en la fe cuando pensamos que el diablo tiene más poder que Dios. Luego, es necesario crecer, madurar, avanzar, tener mayores experiencias con nuestro creador.
Oración: Señor, no quiero ser un bebé en la fe. Quiero crecer, avanzar, tener mayores experiencias contigo. ¡Amén!
Versículo base: Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la instrucción sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así procederemos, si Dios lo permite. (NVI) Hebreos 6:1-3