De perro muerto en Lo Debar a hijo del rey en Jerusalén
Devocional escrito por Daniela Henrique, una compañera de trabajo y sierva de Dios que, como yo, proclama las verdades de Dios a través de devociones escritas.
En 2 Samuel 4:4 se nos presenta a Mefiboset, hijo de Jonatán y nieto del rey Saúl, un niño que sucedería a su padre en el trono pero cuya infancia y sueños se terminaron cuando murió su padre y lo llevaron a vivir en Lo Debar, lugar de soledad, olvido y oscuridad.
El relato en 2 Samuel 9:3-5 nos cuenta cómo la suerte de Mefiboset, años después, comenzó a cambiar: fue cuando David recordó su pacto con Jonatán, hecho registrado en 1 Samuel 18.
Cuando fue llamado a estar en la presencia del rey David, Mefiboset se presenta como “un perro muerto”. Aquí vemos la identidad de un hombre torcido y destruido.
En ese momento, a través de su pacto con Jonatán, David le devolvió todo lo que pertenecía a su familia, a su padre y a su abuelo. David también determina que a partir de ese día, Mefiboset comería todos los días en su mesa y sería tratado como uno de sus propios hijos.
De perro muerto en Lo Debar a hijo del rey en Jerusalén.
Así hace Dios con nosotros. Por amor a Jesús, que murió por nuestros pecados, Dios nos llama de Lo Debar a su palacio donde, por amor a su hijo, nos ofrece su mesa, para que podamos comer de ella todos los días, en su presencia. En la mesa del rey está todo el suministro que necesitamos.
La buena noticia del evangelio es clara: Lo Debar ya no es nuestro lugar. Siéntate a la mesa del Padre como un hijo, porque gracias a Jesús nuestra alianza con el Padre ha sido restaurada. ¡Disfruta de su presencia!
Con el amor de Jesús,
Daniela Henrique