Acta redactada con sangre
En Brasil, el 21 de abril, se celebra el Día de Tiradentes o el Día de la Inconfidencia, una fecha elegida para recordar al mártir de la independencia de Brasil, junto a la corona portuguesa.
Tiradentes fue un activista político, ejecutado en la horca, el 21 de abril de 1792, a la edad de 45 años. Después de ser ahorcado, Tiradentes fue descuartizado y el acta de cumplimiento de su sentencia, fue redactada con su propia sangre. Finalmente, las partes de su cuerpo fueron dispersas por toda la provincia. El objetivo era intimidar a la población para que no ocurrieran nuevas revueltas. Brasil, sin embargo, terminaría declarando su independencia 30 años después, en 1822.
La sangre de Tiradentes escribió el acta de su propia sentencia. Y este era nuestro destino, el mío y el tuyo. Porque había una sentencia contra nosotros y estábamos condenados a muerte. Sin embargo, Cristo redactó con sangre un acta mucho más grande: el acta que quitaba los pecados de toda la humanidad. Al morir en la cruz, Cristo pagó la deuda que había en contra de nosotros, con su propia sangre. Cristo canceló “la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz”, Colosenses 2: 14. Y ahora, no solo ya no seremos condenados a la muerte, sino que somos libres. “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”, Gálatas 5: 1. Por Cristo, somos libres y tenemos acceso a la vida eterna.
Oración: Señor, gracias por Jesús, que anuló la sentencia que me condenaba a la muerte. El sacrificio de Cristo en la cruz me ha dado libertad y vida eterna. Amén!
Versículo base: “Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.” (NVI) Colossenses 2: 13-15