Absurdo es el juicio del hombre
Otto Frederick Warmbier fue un joven estadounidense que pagó un precio muy alto por un pequeño error. Él estaba de paseo por Corea del Norte cuando fue arrestado el 2 de enero de 2016, acusado de robar un cartel de propaganda política. Su acción fue enmarcada como un “acto de hostilidad contra el estado” por parte del gobierno de Corea del Norte. El 29 de febrero del mismo año, Otto confesó haberse tomado el cartel para llevárselo como un “trofeo” para un amigo. El cartel decía “¡Armémonos con la fuerza y con el patriotismo de Kim Jong-il!” Otto fue condenado a 15 años de trabajos forzados en el país norcoreano. Sin embargo, el 13 de junio de 2017 fue devuelto a Estados Unidos en coma y terminaría muriendo el 19 de junio, 5 días después de su regreso al país. Según familiares del joven, Otto había sido víctima de tortura en Corea del Norte.
Absurdo, ¿no? Sí, porque absurdo es el juicio del hombre. Nuestra comprensión de lo que está bien o mal está cada vez más distorsionada y equivocada. Por eso es muy importante que tengamos cuidado antes de juzgar al otro y cada vez más, debemos dejar todo juicio al único que puede juzgar con justicia: nuestro Dios.
Cuanto más estudio la palabra de Dios, más me doy cuenta de lo imperfecto y pecaminoso que soy. Y cada vez más, me doy cuenta de que no puedo juzgar a los demás, no importa lo que hagan. El simple hecho de presumir que alguien es “más pecador” que yo, ya es pecado. Decide hoy que ya no serás juez de nadie. ¡La justicia del hombre es errónea y absurda!
Oración: Señor, decido no juzgar a nadie y te dejo a ti, único y perfecto juez, todo el juicio. ¡Amén!
Versículo base: No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? (NVI) Santiago 4:12