Un soldado no usa las armas de su enemigo

¿Sabías que en una guerra un soldado nunca usa un arma de su enemigo? Esto se debe a 3 razones importantes.

1. Familiaridad con el arma: estar familiarizado con el arma o no puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en una guerra. Por lo tanto, los soldados siempre deben usar armas con las que estén familiarizados. Por eso, en su entrenamiento, aprenden a montar y desmontar su arma, a limpiar, mantener, cargar, etc.
2. Armas enemigas pueden ser abandonadas deliberadamente: ¿cómo se sabe si el arma dejada por el enemigo en el campo de batalla no es realmente una bomba? ¿Cómo saber si no hay minas en su alrededor? Por lo tanto, un soldado no debe jamás tomar un arma que fue abandonada por el enemigo.
3. Las armas emiten diferentes sonidos. Sí, esto es importante. En una batalla, todo puede ser decisivo. Por el sonido del disparo, es posible reconocer a un soldado amigo o un enemigo. Por lo tanto, usar un arma enemiga no sería una buena idea, pues se correría el riesgo de sufrir un disparo de su propio compañero.

Eso me parece interesante. En nuestra vida espiritual, tampoco debemos usar las armas de nuestro enemigo. Las armas del diablo son la mentira (Juan 8:44), porque él es el padre de la mentira, la seducción (Apocalipsis 12: 9) porque es el seductor del mundo entero y, finalmente, la muerte, el robo y destrucción (Juan 10:10) porque es lo que hace en la vida de aquellos que le dan lugar.

Nuestras armas no son y nunca serán estas. De hecho, todas nuestras armas son exactamente opuestas a estas. Nuestra arma no es robar, sino dar (Hechos 20:35). Nuestra arma no es la muerte, sino la vida (Juan 10:10). No es la mentira, sino la verdad (3 Juan 1: 4).

Oración: Señor, no podemos usar las mismas armas que Satanás. Enséñanos a usar las armas de tu reino para ganar nuestras luchas. ¡Amén!

Versículo base: Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. (NVI) 2 Coríntios 10:4