Libre albedrío y justicia
Encontré en internet esta interesante definición de libre albedrío y justicia. Libre albedrío: la capacidad de plantar lo que quieras.
Justicia: cosechar exactamente lo que se plantó.
Siempre pienso en lo fácil que es para nosotros los seres humanos culpar a Dios por cómo está funcionando nuestro mundo. Muchos se llenan la boca para preguntar “¿dónde está Dios?” y “¿por qué no interviene?“
Sin embargo, cuando Dios creó al hombre, aún allá en Génesis, le dio autoridad sobre toda la creación. El ser humano debe dominar a los animales (Génesis 1: 26) y dominar la tierra (Génesis 1:28). Luego, la tierra es nada más y nada menos que el resultado exacto de lo que nosotros, tu y yo, determinamos.
También vale la pena recordar lo que está en Romanos 2: 6, donde dice que nuestro Dios “pagará a cada uno según lo que haya hecho“. En otras palabras, dice exactamente lo que se indicó al comienzo de esta reflexión: a través del libre albedrío podemos plantar en esta tierra lo que queremos plantar, pero por justicia, solo cosecharemos exactamente lo que se plantó. Si siembras amor, cosecha amor. Si siembras ira, ¿qué crees que cosecharás?
Finalizo con la gran pregunta para hoy: ¿qué hemos hecho, tú y yo, con nuestro libre albedrío?
Oración: Señor, quiero hacer un buen uso de mi libre albedrío y solo plantar los frutos que son buenos y que deseo cosechar. ¡Amén!
Versículo base: Pero por tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio. Porque Dios “pagará a cada uno según lo que haya hecho”. Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios. Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente, y también los gentiles; pero gloria, honor y paz para todos los que hacen el bien, los judíos primeramente, y también los gentiles. Porque con Dios no hay favoritismos.. (NVA) Romanos 2:5-11