Es gracia. Es gratis.
La salvación es por gracia. Es gratis.
Una cuestión clave para entender el plan de salvación es que es gratuita. No es conquistada por méritos o por obras. Por gracia somos salvos por nuestra fe. La fe viene como el medio para obtener algo que es completamente gratuito e inmerecido. No hay penitencias, buenas obras o cualquier otra cosa que “compre” la salvación.
Si la salvación pudiera ser alcanzada por alguna cosa que se pudiera hacer, la muerte de Cristo habría sido innecesaria. Entonces, por fe, primero reconozco mi condición de pecador y condenado a muerte e infierno. Segundo, reconozco el sacrificio de Cristo en mi lugar en esa cruz. Y en tercer lugar, elijo aceptar esta salvación y poner a Cristo en el centro de mi vida y corazón. A partir de entonces, mis obras no son para obtener la salvación (porque ya la tengo), sino para vivir yo la vida de Cristo. Desde entonces camino como Jesús caminó, viviendo su vida y ya no la mía.
Recuerde, aquellos que no reconocen el sacrificio de Cristo en su lugar no tienen acceso a la salvación. No hay otro camino sino a través de Cristo. ¡Vive por Él y para Él!
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Oración: Señor, recibo este regalo que es la salvación. Reconozco que no hay nada que pueda hacer para merecerla, porque solo la muerte de Cristo en esa cruz puede restaurar mi relación con Dios. Gracias Señor por tu salvación. Amén.
Versículo base: Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. (NVI) Efesios 2: 8-9