Zona de escape
Ocurrió recientemente, en la BR 376, entre Santa Catarina y Paraná, Brasil. Un autobús de pasajeros perdió los frenos, y el conductor utilizó una zona de escape, diseñada para este tipo de situaciones, y logró detener el vehículo, que transportaba a 28 pasajeros. Sin la zona de escape, esta historia podría haber terminado en tragedia.
Lo mismo sucede en nuestra vida. Cuando no utilizamos nuestra zona de escape, ocurren “tragedias”. ¿Pero dónde está nuestra “zona de escape”? Ella está en nuestra habitación, con la puerta cerrada, la rodilla en el suelo, entregando todas nuestras cargas a Dios.
Cuando la presión en el trabajo es demasiado grande, debo ir a mi “zona de escape”. Cuando un matrimonio va mal, es en la “zona de escape” donde clamo por paz y armonía en mi hogar. Cuando las deudas parecen impagables, es en mi “zona de escape” donde pido a Dios sabiduría y discernimiento para encontrar soluciones. Cuando entro en mi zona de escape, encuentro la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Cuando los días sean difíciles, recuerda acudir a tu zona de escape. Pon a prueba al Señor, derramando tu corazón delante de Él. Y verás lo que Dios puede hacer, con la vida de quienes lo buscan, con todo el corazón.
Oración: Señor, quiero usar más mi zona de escape. He enfrentado muchas luchas solo, y reconozco que necesito entregar mis cargas a ti y buscarte con todo mi corazón. Amén.
Versículo base: Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. (NTV) Jeremías 29:13