¿Qué tan grande es tu problema?
Quizás ya lo hayas visto con tus propios ojos o hayas escuchado a alguien comentar. Pero ver de cerca el famoso cuadro de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, en el Museo del Louvre de París, puede ser una gran decepción. Esto sucede porque en nuestra imaginación, la Mona Lisa es un cuadro de gran tamaño, de al menos un metro o 1 metro y medio de altura. Sin embargo, la verdad es que la Mona Lisa es un cuadro que mide sólo 77 cm de alto por 53 cm de ancho.
Creo que algo similar sucede con las luchas y dificultades que enfrentamos en esta vida. Quizás los veamos más grandes de lo que realmente son. Y no digo esto para minimizar tu problema, sino porque sé que, en nuestra imaginación, tenemos una tendencia natural a “aumentar las cosas”.
Por otro lado, siempre necesito recordar quién es realmente grande. Y este es nuestro Dios: “¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses”. (1ª Crónicas 16:25). Y es en Dios en quien depositamos nuestra confianza, porque sabemos que Él es mucho más grande que cualquier problema que podamos enfrentar.
No hay problema demasiado grande para Dios. No hay obstáculo que Dios no pueda vencer, sólo con un soplo de su boca. No hay puerta que no se abra ni diagnóstico médico que no caiga, ante una palabra de nuestro Señor.
No importa cuán grande sea tu problema, nunca será más que un grano de arena delante de Dios.
Oración: Señor, hoy reconozco tu grandeza. Mi problema me asusta, me trae miedo y preocupación. Pero estos sentimientos son sólo un reflejo de mi humanidad y una prueba de que mi fe aún necesita ser forjada en el hierro y el fuego. Decido confiar en ti. Amén.
Versículo base: ¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses. (NVI) 1ª Crónicas 16:25