El impacto de mis decisiones en la vida de los demás
No sé si la siguiente historia es cierta o simplemente una broma histórica. Pero es una excelente historia. Se dice que el congreso venezolano se reunió para votar sobre la participación o no en la Primera Guerra Mundial, que en ese momento era llamada de “la gran guerra“. Por mayoría de votos, el congreso decidió que sí, Venezuela debería participar en la guerra.
Cuando se comunicó la decisión del congreso, al dictador Juan Vicente Gómez, este habría preguntado:
– “¿Quién decidió que Venezuela participará en la guerra?”
– “El congreso, su excelencia”
– “¿Pero quién exactamente?”
Luego, se le mostró al dictador una lista de los congresistas que votaron a favor de la participación venezolana. Y el dictador habría dicho:
– “¡Está bien! Hágales saber a estos caballeros que tienen mi permiso para ir a la guerra”.
Una reflexión sobre nuestras decisiones
Es interesante observar que, normalmente, quien decide si un país participará o no en una guerra, no va a la guerra. Sentados en sus cómodas sillas de comandantes estatales, deciden entrar en una guerra, pero nunca toman un arma en sus manos. Finalmente, los soldados, que en la mayoría de las veces, ni siquiera conocen o comprenden los motivos de la guerra, son enviados a los campos de batalla, para matar y morir en nombre de su país.
Pensar en esto, me hace recordar que también tomo decisiones que pueden impactar la vida de los demás. No soy el líder de un país, ni envío soldados a la guerra. Pero eso no significa que mis decisiones no puedan tener un impacto importante en la vida de otras personas.
Nuestras familias, compañeros de trabajo, clientes y amigos, se verán impactados por nuestras decisiones, desde las más pequeñas hasta las más importantes. Yo puedo decidir tener una actitud negativa hacia ellos, de pesimismo y queja y esto repercutirá en su día. Pero también puedo decidir exactamente lo contrario y tener una actitud positiva, optimista y alentadora. Tengo el poder de impactar mi entorno, con la decisión que tomo.
Cuando tengo un empleado que no ha cumplido con su labor o tiene un desempeño abajo de la expectativa, puedo despedirlo o darle una mejor orientación. A veces la segunda opción requerirá más tiempo y trabajo de mi parte, pero tendrá un impacto positivo en su vida. Si mi esposa hace algo que no me gusta, puedo quejarme y atacarla con palabras, o puedo amarla y demostrarle, con amor, que podemos hacer las cosas de manera diferente.
Todos los días tomamos pequeñas y grandes decisiones que tienen un impacto en la vida de los demás, y siempre debemos estar evaluando estas consecuencias.
Oración: Señor, que mis decisiones tengan un impacto positivo en la vida de los demás. Revélame Señor, los impactos que mis decisiones tienen en la vida de mis prójimos y que yo desconozco, para que pueda tomar mejores decisiones. Amén.
Versículo base: “No se preocupen por su propio bien, sino por el bien de los demás.”. (NTV) 1ª Coríntios 10:24