El libre albedrío
Estaba leyendo una historia que roza lo increíble. Una joven turca llamada Berfin Ozek, era una hermosa joven, de 20 años, cuando fue atacada por su exnovio, llamado Casim Ozan Celtik, de 23 años, quien le arrojó ácido en la cara, dejándola desfigurada permanentemente. Su agresor fue arrestado y condenado a 13 años de prisión. Pero debido a la pandemia de Covid, salió en libertad condicional, apenas 2 años después y sucedió lo sorprendente: el agresor, le pidió a la joven que se casara con él y ella aceptó. Berfin entonces, en contra de la voluntad de sus padres, se casó con su agresor y ahora viven juntos.
Al leer esta historia, inmediatamente recordé el libre albedrío otorgado por Dios a los hombres.
Cuando creó al hombre, Dios le dio algo que llamó libre albedrío. El libre albedrío es la plena autonomía para decidir y elegir entre el bien y el mal o entre lo correcto y lo incorrecto. Dios, si hubiera querido, podría haber creado robots que simplemente obedecieran sus órdenes. Pero, por su propia y soberana voluntad, prefirió darnos el libre albedrío.
La joven Berfin utilizó su libre albedrío e hizo su elección. Tú y yo también tenemos una elección ante nosotros. Podemos elegir entre las promesas de salvación que encontramos en Dios o las mentiras y engaños de Satanás. Dios quiere darnos vida y vida en abundancia y Satanás quiere matarnos, robarnos y destruirnos (Juan 10:10). Y aunque esta debería ser una elección obvia, muchos han sido engañados por las mentiras del diablo.
Decide hoy hacer buen uso de tu libre albedrío. Elige las promesas y el amor de Dios.
Oración: Señor, yo te elijo a ti. Mi deseo es servirte y amarte. Rechazo a Satanás y sus mentiras y quiero hacer sólo tu voluntad. Amén.
Versículo base: El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. (NTV) Juan 10:10