Estaba perdido y ha sido hallado

Tuvo lugar en 2021 en Nueva York, Estados Unidos. Una anciana encontró su billetera, que estaba perdida. Sería una historia sin cualquier interés o curiosidad para nadie, si no fuera por el hecho de que la billetera estuvo perdida durante increíbles 75 años. Margaret Vásquez, entonces de 97 años, encontró una billetera que había perdido cuando tenía 22. La cartera estaba en el ático de la casa, dentro de una caja. El descubrimiento ocurrió cuando la familia de Margaret decidió limpiar el ático y encontró una caja vieja. Al abrir la caja, se sorprendieron al encontrar la billetera intacta y llena de recuerdos, incluidas fotos y una carta de amor de su difunto esposo.

Esta pequeña historia me recordó la parábola del hijo pródigo. Cuando regresa a su casa, el padre hace matar un ternero para celebrarlo. Y dice con alegría: “Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Hay una gran alegría en encontrar algo que se había perdido. Mayor es la alegría de encontrar algo perdido por mucho tiempo o que ya no teníamos esperanza de encontrar.

En particular, cada vez que pierdo algo, tiendo a pensar: todavía está ahí en alguna parte, no se ha evaporado, en alguna parte está. Y luego, salgo a buscarlo.

Quizá hoy sea el día de pensar en lo que has perdido. Pero no algo material como una billetera o un celular. ¿Qué has perdido? ¿El amor por tu esposa? ¿El cuidado con tus hijos? ¿El amor propio? ¿El celo por tu trabajo?

Toma unos minutos para orar a Dios. El Espíritu Santo te revelará lo que se ha perdido y te dirá dónde lo encontrarás.

Estaba perdido y ha sido hallado – Devocional Diario

Oración: Señor, revélame lo que está perdido y muéstrame cómo encontrar lo que he perdido. Amén.

Versículo base:  el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus siervos: “Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies. Traigan el becerro engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a regocijarse. (NBA2005) Lucas 15:21-24

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