“Mi padre será rey, así que mejor tengan cuidado”
Un libro llamado The New Royals, de la autora Katie Nicholl, cuenta detalles muy curiosos sobre la crianza de los hijos de la familia real británica. Y en uno de los extractos, se cuenta un episodio donde el hijo mayor del Príncipe William y Kate Middleton les habría dicho a sus compañeros de clase en la escuela: “Mi padre será rey, así que mejor tengan cuidado“. Little George, a la edad de 9 años, ya tiene bastante claro su posición en la monarquía.
Y aunque la frase del pequeño pueda parecer algo amenazante o tal vez arrogante, sigo pensando que a los cristianos nos falta mucho entendimiento sobre nuestra posición en la “monarquía del reino de Dios”. Es un hecho que la gran mayoría de nosotros vivimos como si no fuéramos un verdadero hijo del rey. Y podemos pasar toda la vida sin decirle a nadie: “Será mejor que tengas cuidado, estás hablando con el hijo del rey“.
Vivimos en un mundo que constantemente nos dirá que no somos suficientes. Pocas personas a nuestro alrededor reconocerán cualidades o virtudes que podamos tener. Pero muchos señalarán nuestras fallas y errores. Y a menudo nos harán ver que no somos lo suficientemente buenos. Y es por eso, y no por orgullo ni por arrogancia, que debemos declarar quiénes somos en Cristo.
¡Soy un hijo de Dios! Esto es lo que dice la palabra de Dios: “¡Mirad cuán grande es el amor que el Padre nos ha dado, para que seamos llamados hijos de Dios, lo que realmente somos!” Entonces, ¿por qué no declararlo?
Oración: Señor, agradezco tu inmenso amor que me permite ser llamado hijo de Dios. ¡Amén!
Versículo base: ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. (NVI) 1 Juan 3:1-2