El mejor amigo

El pequeño Felipe estaba en su último día de clases en aquel año. Había sido un gran año para él, ya que había hecho muchos amigos y uno en particular, al que ahora llama su mejor amigo: Santiago. Para su deleite, la última tarea del año para cada estudiante fue escribir un ensayo sobre su mejor amigo. Felipe miró a Santiago y sonrió. Así que de inmediato se puso a escribir todo lo que sabía sobre Santiago. Se dio cuenta de que sabía tanto sobre él que logró escribir tres páginas completas, mientras que la mayoría de sus colegas solo podían escribir una o dos páginas como máximo.

Cuando todos habían terminado de escribir, la maestra preguntó quién le gustaría leer su ensayo. Felipe se sorprendió al ver que Santiago fue el primero en levantar la mano. Estaba feliz, porque estaba a punto de saber todo lo que Santiago sabía sobre él. Entonces Santiago se puso de pie para leer su texto y comenzó así: “Hoy quiero hablar de mi mejor amigo, hoy voy a hablar de Andrés….“.

Esta breve ilustración me enseña que puedo ser decepcionado por personas en este mundo. La gran verdad es que no soy libre de ser rechazado, de no recibir de vuelta lo que hago por otros en esta vida. Sin embargo, conozco un lugar donde puedo ir y dar lo mejor de mí mismo, y donde nunca seré rechazado: este lugar está en los brazos y pies de Jesucristo.

Desde hace algún tiempo he aprendido, que mi mejor amigo es Jesucristo. Tengo grandes amigos en este mundo, incluso podría enumerarlos aquí. Pero ninguno de ellos se acercaría al amor, cuidado y fidelidad de Jesús.

Decide tener un mejor amigo tú también. ¡Y que sea Jesucristo, porque es el único amigo que nunca te fallará!

Oración: ¡Señor Jesús, te elijo como mi mejor amigo! Te agradezco por tu cuidado, amor y fidelidad, todos los días de mi vida. ¡Amén!

Versículo base: Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. (NVI) Juan 15:15