La ciudad que expulsó a Jesús
Al final del capítulo 8 de Mateo, hay un relato muy interesante. Jesús había cruzado el mar de Galilea y llegó a la región de Gadara, donde dos endemoniados salieron a su encuentro. La Biblia registra dos detalles importantes sobre estos endemoniados: ellos vivían en el cementerio y eran violentos. Lo que podemos observar con estos detalles es que estos dos hombres habían sido completamente rechazados por la ciudad. Vivían en el cementerio y se encontraban en un estado deplorable. Además, eran violentos y representaban un peligro para cualquiera que se les acercara. Luego, Jesús echa fuera los demonios de aquellos hombres y les ordena que entren a algunos de los cerdos que estaban allí y estos se arrojaron por un precipicio.
Esa ciudad ahora era segura. Los dos hombres, una vez violentos y rechazados, podrían reintegrarse a la sociedad y eso traería una gran alegría a todos, ¿cierto? ¡Incorrecto! Cuando la noticia de lo sucedido llegó a los habitantes de esa ciudad, la Biblia dice que “todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región“. Sí, Jesús fue expulsado de esa ciudad por sus residentes.
La actitud de esa ciudad me inquieta. Es posible que esa ciudad no quisiera que esos hombres fueran reincorporados y tal vez hubieran preferido su muerte. Quizás esa ciudad ya se había acostumbrado a la maldad al punto de no estar contenta con alguien que llegaba a entrometerse en “cómo están las cosas“. Quién sabe, tenían miedo de que Jesús también pudiera ver su maldad. El hecho es que Cristo no fue bienvenido, la transformación de Jesús fue rechazada y eligieron el mal.
¿Tienes miedo de la transformación que Cristo puede hacer en tu vida? ¿Piensas que Cristo puede acabar con esa adicción tuya o con las amistades inapropiadas que te han alejado de Jesús? ¿Qué pasa si Cristo viene y cambia tu trabajo? ¿Qué pasa si te lleva a otra ciudad en un departamento más pequeño y humilde?
¡No expulses a Jesús de tu vida, como hicieron los gadarenos! Más bien, por el contrario, invítalo a quedarse para siempre.
Oración: Señor, tal vez tengo miedo de los cambios que puedes hacer en mi vida. Pero aún así, te pido que permanezcas en mí y transforme lo que necesita ser transformado. ¡Amén!
Versículo base: Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. De pronto le gritaron: –¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado? A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos. Los demonios le rogaron a Jesús: –Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos. –Vayan –les dijo. Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la manada se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua. Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo al pueblo y dieron aviso de todo, incluso de lo que les había sucedido a los endemoniados. Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región. (NVI) Mateo 8:28-34