¿Destino o consecuencia?
Un amigo de la cantante Amy Winehouse, llamada Alex Folden, afirmó una vez que la cantante siempre supo que moriría a los 27 años, por lo que se uniría a lo que se llamaba “Club 27“, donde están las celebridades muertas de la misma edad, como Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin. Y de hecho, la cantante falleció a los 27 años, por abuso de drogas y bulimia.
Te pregunto entonces: ¿destino o consecuencia? La respuesta es sencilla: consecuencia.
Amy Winehouse no murió a los 27 años porque estaba destinada a morir a esa edad. Ella no nació predestinada a convertirse en una celebridad y unirse al “Club 27”, muriendo tan joven. Fue solo el resultado de sus elecciones. Simples así.
Nadie llega a este mundo predestinado a una vida autodestructiva como la de Amy Winehouse. Más bien, la palabra nos dice en 1 Timoteo 2: 4 que Dios “quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad”. Por lo tanto, aquellos que no son salvos solo están cosechando los resultados de sus propias decisiones.
No llames “destino” a lo que has elegido. Tu marido, tu profesión, la ciudad donde vives, lo que estudiaste, lo que hiciste o no hiciste, fueron tus elecciones. Y tienen consecuencias. Sin embargo, la buena noticia es que cada día tiene una nueva oportunidad de tomar mejores decisiones.
¿Qué tal empezar hoy a tomar mejores decisiones? Busca la orientación de Dios y seguramente sus elecciones serán mejores.
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Oración: Señor, quiero aprender a tomar mejores decisiones y tomar mejores decisiones. Ayúdame Señor a elegir según Tu voluntad. ¡Amén!
Versículo base: Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. (NVI) 1 Timoteo 2:3-4