Provocando la ira se acaba peleando

Se dice que un hombre tomó una canoa, remó hasta el centro de un lago y se quedó allí con los ojos cerrados para meditar. Permaneció allí durante más de una hora, acostado con los ojos cerrados, meditando y disfrutando de la paz, el silencio y el movimiento tranquilo del agua. Sin embargo, unos minutos después sintió un “golpe” en su canoa, como si fuera de otra canoa. Decidió no prestar atención y seguir su meditación con los ojos cerrados, para no perder la concentración. Luego, un segundo golpe lo enfureció. Se puso de pie, listo para ofender a quienquiera que estuviera en la canoa, cuando se dio cuenta de que era solo otra canoa vacía, que posiblemente se había desprendido del muelle.

A partir de esta experiencia, este hombre pudo concluir que toda la ira y irritación provienen solo de adentro de uno mismo y que cualquier “golpe” externo puede expulsar este enojo que llevamos adentro. A partir de ese día, cada vez que una persona lo irritaba, recordaba que toda la irritación estaba dentro de él, y que la otra persona no era más que una canoa vacía.

Trayendo a la luz de la palabra, el texto de proverbios de hoy hace algunas comparaciones interesantes. Habla de acción y resultado: batiendo la leche, se produce mantequilla y sonando fuerte la nariz, producirá sangre. Asimismo, el que alimenta la ira producirá peleas. Si siento enojo o irritación, ya sea en casa o en el trabajo, el resultado solo serán peleas y divisiones.

Decide hoy luchar contra la irritación, por que ella está dentro de ti y no en lo que sucede afuera. Lo que pasa en el exterior es tan solo una canoa vacía.

Oración: Señor, decido no irritarme más por lo que sucede a mi alrededor. Te entrego toda la ira que pueda haber en mí y pido de tu paz. ¡Amén!

Versículo base: Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar, que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando. (NVI) Provérbios 30:32-33