La caída del avión Concorde
El Concorde fue un avión comercial supersónico que hizo historia y estuvo en actividad comercialmente entre 1976 y 2003. Este fantástico avión viajaba 2.5 veces más rápido que cualquier otro avión comercial. El Concorde, en sus casi 30 años de operación, tuvo un solo accidente fatal. Este accidente tuvo lugar el 25 de julio de 2000, donde, poco después del despegue, el avión se estrelló, causando la muerte de las 109 personas a bordo y 4 personas más en tierra.
Pero, ¿qué causó el accidente de este extraordinario avión? Créame: una pequeña lamina que pesaba poco más de 200 gramos en la pista hizo estallar una de las llantas y el impacto de los restos voló contra el tanque de combustible, provocando una ruptura seguida de incendio. Sí, una pequeña lamina de 200 gramos pudo derribar este fantástico avión.
Los seres humanos también tenemos una pequeña y peligrosa lamina que puede destruir nuestras propias vidas y las de los demás. Esta pequeña lamina es la lengua. Con la lengua podemos bendecir o maldecir, agradecer o quejarnos, alabar o criticar.
La Biblia dice en Santiago 3 que “si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo (v 2).” Este versículo revela cuán difícil es dominar lo que decimos. El texto también complementa diciendo que “nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. (v. 8)”.
Sí, desafiador es controlar nuestra lengua y lo que hablamos. Pero cuanto más buscamos a Dios, mayor es la posibilidad de ganar esta batalla.
Oración: Señor, mi deseo es dominar mi lengua. Quiero tener control sobre mi forma de hablar y usar mi boca para bendecir, agradecer y alabar, para honrar y glorificar tu nombre. Amén.
Versículo base: “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” (NVI) Santiago 3: 9-10
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