Estamos fallando con Génesis 2:15

La tortuga gigante de Galápagos, el rinoceronte negro de África occidental, la foca monje del Caribe, el tigre de Java o la guacamaya azul son solo algunos ejemplos de especies animales consideradas extintas. Creación de nuestro Dios, quien ha diseñado este mundo con tantas y variadas especies de animales y plantas, pero que hoy ya no se pueden encontrar en nuestro planeta. Están muertos y como no soy un cazador o no me considero un “depredador”, puedo pensar que no tengo la responsabilidad de la extinción de estos animales. Y es cierto, porque no tengo una responsabilidad directa.

Sin embargo, estamos fallando como humanidad. “Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara“, Génesis 2:15. Justo después de la creación, Dios le dio a Adán (y por herencia, a nosotros) la ordenanza de cuidar de nuestro planeta. Por lo tanto, somos responsables del cuidado de “los peces del mar, las aves del cielo; los animales domésticos, los animales salvajes, y los reptiles que se arrastran por el suelo”, Génesis 1:26.

Quizás yo pueda hacer muy poco o casi nada por los rinocerontes, elefantes o tigres. Pero puedo hacer muchas cosas simples para el medio ambiente, siguiendo el orden de Génesis 2:15, como apagar luces innecesarias, reciclar envases, reciclar papel usándolo como borrador, separar la basura para la colecta selectiva (aunque mi ciudad no tenga la colecta selectiva), plantar árboles, llevar la bolsa sostenible al supermercado, no quemar basura, usar el transporte público o compartir el mismo vehículo. Esta lista es muy larga.

Finalmente, la reflexión de hoy es para recordar que Génesis 2:15 todavía sigue vigente, y usted y yo somos responsables de este planeta. Cuidar de él es nuestro deber.

Oración: Señor, quiero cuidar el planeta, porque sé que es tu orden, registrada en Génesis 2:15. ¡Amén!

Versículo base: Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara (NVI) Génesis 2:15