Guerra por… langostas

Pareja pelea por una bobada. Tito 3:9

Parece una broma, pero en la década de 1960, Brasil casi fue a la guerra con Francia. La razón: las langostas.

En 1961, pescadores franceses decidieron explorar “nuevos mares”. Cruzaron el Atlántico y llegaron a la costa brasileña, donde abundan las langostas, lo que disgustó a los pescadores brasileños. La armada brasileña luego se acerca a los barcos franceses y ordena su retirada, lo que no sucedió. El resultado fue el envío de tropas y armadas, buques de guerra, portaaviones, tanto franceses como brasileños, para un confronto militar. El ambiente fue pesado durante prácticamente dos años, hasta que, en 1963, la situación se resolvió en un tribunal internacional, que reconoció el derecho brasileño sobre esas aguas, pero permitió la exploración por parte de los franceses durante 5 años.

Un acuerdo siempre es mejor que una guerra. El diálogo siempre es mejor que la confrontación. Siempre será mejor encontrar puntos intermedios en lugar de un conflicto directo. Esto es cierto para las naciones, para las empresas y también (o principalmente) para las familias.

¿Con qué frecuencia nos metemos en discusiones y peleas que podrían evitarse fácilmente a través del diálogo y de los acuerdos? La gran mayoría de las discusiones familiares ocurren por cosas pequeñas y sin importancia que podrían resolverse fácilmente, con una mejor actitud de ambos lados. No tiene sentido establecer una guerra por “langostas”. No vale la pena dividir a una familia por las tareas domésticas, por la suegra o una factura que no fue pagada. El diálogo y el acuerdo siempre serán más valiosos. ¡Siempre!

Oración: Señor, quiero aprender a siempre hablar y así evitar conflictos y discusiones. ¡Amén!

Versículo base: Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo recalques, para que los que han creído en Dios se empeñen en hacer buenas obras. Esto es excelente y provechoso para todos. Evita las necias controversias y genealogías, las discusiones y peleas sobre la ley, porque carecen de provecho y de sentido. Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo. (NVI) Tito 3:8-10

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