La casa dividida
Fue el 16 de junio de 1858. El entonces candidato al Senado, Abraham Lincoln, pronunció uno de sus discursos más famosos. Usando como referencia el texto de Mateo 12: 25 que dice que “todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie”, el candidato hacia referencia a la división de la nación estadounidense en estados libertarios y esclavistas. Este discurso se hizo conocido como el discurso de la casa dividida.
Los reinos, ciudades o países no pueden resistir si están divididos. Tampoco una familia. Por tal motivo, la división en la familia es uno de los mayores objetivos de Satanás. Para lograr esto, el constantemente prepara trampas que puedan generar división. Él conoce las debilidades de cada familia y las usará en sus ataques. Utiliza la rebeldía del hijo, la indiferencia del padre o la falta de paciencia de la madre y crea situaciones que provocan peleas, gritos y caos. El diablo siempre está detrás de un vaso que cae, de una respuesta dura o del olvido de una cuenta que debía pagarse.
Pero podemos ganarle a Satanás. De hecho, él ya ha sido derrotado en la cruz. Entonces debemos tomar posesión de esta victoria, a través de las verdades de Dios. “Tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno “, Efesios 6:16.
No permitas que el diablo divida a tu familia. Debes estar atento a los detalles y así, podrás notar dónde él coloca sus trampas. Y con el escudo de nuestra fe, podemos vencerlo.
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Oración: Señor, no quiero permitir divisiones en mi casa. Quiero estar preparado para los ataques de Satanás y no permitirle obtener lo que quiere. ¡Amén!
Versículo base: Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. (NVI) Mateus 12: 25